
Las tallas son un invento que ha dejado de servir para catalogar la ropa y han empezado a convertirse en el nuevo corsé para las tipas que poblamos el mundo. Y las cifras, que no deberían de servir mas que para efectos prácticos, ahora son entidades superiores, jueces estelares, fiscales antivicio.
Las hay culpables por? y felices por? y todos los por acaban en un número. Lo flipo.
Mi cuerpo, que es por otra parte una puta birria, debería de sentirse aceptado y guay en cualquier tienda de trapos / zapatos de occidente. Y así es, dado que la talla estándar S, llave que abre todas las puertas, me cabe y me empaqueta, dependiendo de la marca que le haya puesto el número.
Basta una pequeña variante corporal de digamos, 4 kilogramos, una cantidad que todos somos susceptibles de perder por motivos no relacionados con el carburante; pongamos nerviosismo, estrés, insomnio, infelicidad, depre, aburrimiento, un festival de música veraniego, estar muy cabreado mucho tiempo, derrochando energía? cosas de roedores, lo normal y esporádico? Pues bastan esos cuatro mil gramos para que una nutricionista media te quiera ingresar, tras inspeccionarte el gaznate, preguntarte cómo, dónde, cuándo y con qué peli te provocas el vómito o si ni llegas a tragar, haciendo uso de la vieja técnica de todo a la servilleta, o todo al perro si hay perro.
Exagerá que dirán. Pero lo he tenido cerca, y lo he tenido encima. Neurosis social por los numeritos referidos sobre todo a la mujer, sobre todo si eres joven.
Neurosis que chupamos de cualquier referente importante para cualquiera; moda, familia, revistas, el tomate.
La última moda es detectar anoréxias? porque ya no queda bien llamar la atención sobre la gordura; ahora lo que es bueno y sano es defender la estrecha linea de idoneidad que nos dejan entre estar enferma y estar delgada, franja de unos 2 a 2 kilos y medio con cuidado de no pasarse.
Y digo lo de no pasarse porque seis meses después de salir despavorida de mi nutricionista, tras haber ganado 3 kilos y una talla a base de meditación oriental y rezos al frigorífico, mi madre me ha definido como culona ?ancha de abajo?.
Por supuesto, mi madre es modista, y me tomaba las medidas para sus labores. Mi ratio cadera ? cintura está bastante cercano al de ? como decirlo para que se entienda? la tal Kate Moss. El ratio eh? pero es que tengo problemas para saber que número de talla me toca en suerte porque tengo unas bonitas caderas que deben de ser delito en la jurisdicción de inditex.
Si hubieran tenido razón en su momento aquella señora y aquella madre mía, estaría en tratamiento por ser culpable de traspasar, hacia un lado y hacia otro, la zona roja de idoneidad inducida, esa que entre unos y otros han puesto ahí para hacerse pajas mentales y no mentales, convertirnos en estreñidos mentales y no mentales, y preocuparnos por cosas de las que no se preocupa la gente que de verdad está interesada por la vida.
Así que ahora no sé a quién ofendo? seguramente, me estaré ofendiendo a mi misma por pensar siquiera en esto.