miércoles, 26 de octubre de 2005

Una tele para 100

Llevaba una camisa negra, parcialmente arrugada, sobre unos vaqueros negros ?caros-, y unas deportivas adidas como las mías, en grandotas. Pero sobre todo recuerdo su pelo castaño y rizado, a través del cual he visto la película muda Nosferatu durante 65 minutos en los que, ocupando la mayoría de mi campo visual, no he podido hacer otra cosa que aprenderme de memoria su espalda. Tanto que después de todo el día, sólo puedo hablar del aspecto y de la silueta de ese chico y que se dibuja en mi retina cada vez que parpadeo...

No dejaba de pensar en la persona que tenía detrás, porque mi espalda sería lo único que estaría viendo. Y por lo tanto, lo único que se habrá llevado de recuerdo a su casa hoy. Creo que la clase de Historia del Cine, con 100 matriculados de cupo, bien merecería un proyector.

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