lunes, 30 de octubre de 2006

"Por favor; no te suicides esta noche"

Hace un tiempo instalé una aplicación en mi ordenador que me fastidió el sistema operativo.

Intentaba solucionar un fallo en ese mismo sistema operativo.

Alguien pilló un avión para ahorrarse horas de viaje por carretera y acabó pagando cuatro veces más y tardando lo mismo que si hubiera cogido un bus, sumando colas, controles y retrasos.

Tampoco conocía el desperdicio de materiales que suponen las cabinas de impresión instantánea de fotos digitales.

Ni que en mi banco el único que maneja efectivo es el último eslabón de la cadena; tú. Y que además no disponen de liquidez para reembolsarnos nuestro dinero, como los filatélicos.

Hay millones de euros invertidos en maquinaria sanitaria que se pudren en los almacenes sin haber sido usados jamás, por desidia, por descualificación, por intereses.

Y lo peor es que en cuanto conoces a alguien que entiende de algo nuevo para ti, siempre te acaba metiendo el miedo en el cuerpo. Y la vida diaria se convierte en un capítulo de exploración del Nacional, donde todos acabamos con la mandíbula desencajada, de reír... de asombro... o por otro tipo de llamémosle, mal trago.

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